Albatros, de Javier Campelo Bermejo
Autor: Javier Campelo Bermejo
EN ALBATROS el Universo se transforma en una esfera homogénea,
sin núcleo ni límites, anclado en un punto, perdido ya el yugo temporal y la distancia.
Pero aparece la vida también como campo de batalla, como
laboratorio y tablero de juegos. El poeta propone el continuo
aprendizaje del ser a través de la frustración y el fracaso. El entendimiento a través de la caída y la pérdida, del recuerdo y su
mejora. “Todos los días acaba un mundo. Por lo menos alguno
de ellos yo habría amado”. Un mundo es igual a millones de
mundos interconectados, sin tamaño. En su lectura nos despojamos
de lo aprendido y buscamos nuevos límites a la semántica.
Así, ganaremos “el pulso del águila que sobrevive y vuela
bajo un sol indiferente. [...] la vida del muerto, la muerte del no
nato, la razón del vegetal bajo el aguacero”.